16 de diciembre de 2011

Imaginen..

Imaginen una gran explosión cuando estás a 900mts de altura. 
Imaginen un avión lleno de humo.
Imaginen un motor haciendo clac, clac, clac.
Suena aterrador.
Bien, yo tenía un asiento único ese día. Estaba sentado en el 1D. Era el único que podía hablar con los asistentes de vuelo. 
Así que de inmediato los miré, y dijeron: "No hay problema. Probablemente golpeamos algunas aves".
El piloto ya había virado el avión, y no estábamos tan lejos. Se podía ver Manhattan. 
Dos minutos después, tres cosas sucedieron al mismo tiempo. 
EL piloto alineó el avión con el río Hudson. Normalmente esa no es la ruta. 
Apagó los motores. 
Imaginen estar en un avión y sin ruidos. 
Y luego dijo tres palabras. Las tres palabras mas desapasionadas que haya escuchado.
Dijo: "Prepararse para el impacto".
No tuve que hablar más con la asistente de vuelo. Pude verlo en sus ojos, era terror. La vida se terminaba. 
Quiero compartir con ustedes tres cosas que aprendí sobre mí mismo ese día. 
Aprendí que todo cambia en un instante. 
Tenemos esta lista de cosas para hacer antes de morir, estas cosas que queremos hacer en vida, y pensé en toda la gente a las que quería llegar y no lo hice, todas las cercas que quería reparar, todas las experiencias que  he querido tener y nunca tuve. 
Mientras pensaba en eso más adelante. Me vino una frase, que es, "Colecciono vinos malos". Porque si el vino está listo y la persona esta ahí, lo voy a abrir. 
Ya no quiero aplazar nada en la vida. 
Y esa urgencia, ese propósito, realmente ha cambiado mi vida.
Lo segundo que aprendí ese día, y esto es mientras evitábamos el puente George Washington, que no fue por mucho.
Pensé sobre, wow, realmente siento un gran pesar. 
He vivido una buena vida. En mi humanidad y con mis errores. He tratado de mejorar en todo lo que hice. Pero en mi humanidad también dí lugar a mi EGO. 
Y lamento el tiempo que desperdicié en cosas que no importaban con gente que sí importan. 
Y pensé en mi relación con mi esposa, con mis amigos, con la gente. 
Y después, como medité en eso, decidí eliminar la energía negativa de mi vida. 
No es perfecta, pero es mucho mejor. 
En dos años no he tenido una pelea con mi esposa. Se siente de maravillas. 
Ya no trato de tener razón; elijo ser feliz. 
Lo tercero que aprendí, y esto es como tu reloj mental va descontando, "15, 14, 13".
Vez el agua aproximarse.
Estoy diciendo, "Por favor vuela". no quiero que esto se rompa en 20 piezas como se ven en esos documentales. 
Y mientras bajábamos, tuve la sensación de, wow, morir no da miedo. 
Es casi como que hemos estado preparándonos para ello toda nuestra vida. Pero fue muy triste. 
No me quería ir, amo mi vida. Y esa tristeza se enmarcó en un único pensamiento, que es, sólo deseo una cosa. Ojalá pudiera ver a mis hijos crecer. 
Un mes más tarde, estaba en una actuación de mi hija. Y lloro, grito como un pequeño. Y para mí, esa era toda la razón de ser del mundo. Y al unir esos dos puntos comprendí que lo único que importa es ser un gran padre. 
Se me concedió un milagro, de no morir ese día. Y se me concedió otro regalo, que fue la posibilidad de ver el futuro y volver y vivir de otra forma. 
Os desafío que imaginen que pase lo mismo en su avión. Pero imaginen, ¿y cómo cambiarían?, ¿qué es lo que harían, que aún esperan hacer porque piensan que van a vivir por siempre, ¿cómo cambiarían sus relaciones y la energía negativa en ellas? 
Y lo más importante, ¿están siendo las mejores personas que pueden ser?